Señor del madero,
sobre tus hombros lo dejo todo:
lo pasado, lo presente y lo que esté por venir.
Y preparo mi corazón
para que el Domingo resucite con el de Cristo.
Señor haz posible,
que mirando tu cruz encontremos
tu presencia en nuestro mundo.
Que mirando la cruz,
podamos sentir y experimentar
tu amor infinito a través de tu sufrimiento.
Que mirando la cruz,
podamos ver como sostienes
nuestros propios sufrimientos,
y así como venciste la desesperación
y la muerte con el poder de la esperanza
y de tu gran amor, podamos vencer nuestros temores.
Amén
(Autor desconocido)
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