No me mueve mi Dios,
para quererte el cielo
que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido,
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves Señor;
muéveme al verte clavado
en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muéveme tus ofrendas y tu muerte.
Muéveme, en fín tu amor de tal manera,
que aunque no hubiera cielo yo te amara
y aunque no hubiera infierno, yo te temiera.
No me tienes que dar por que te quiera;
porque aunque lo que espero, no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Amen
(Autor: Fray Miguel de Guevara)
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